Cuando hablamos de la importancia de reponer una pieza dental no solo hablamos desde el punto de vista estético, sino también del funcional. Tener una buena oclusión y posición de los dientes es muy importante para la salud bucal y no reponer una pieza ausente hará que, en el medio y largo plazo, las demás piezas se desplacen, causando malformación en toda la dentadura.
Cuando perdemos un diente, lo primero que notamos es el impacto negativo que sufre nuestra masticación. Comer nos resultará mucho más incómodo ya que necesitaremos masticar más para poder ingerir los alimentos sin que nuestro estómago sufra las consecuencias.
Otro impacto que provoca en nuestra boca es la pérdida de hueso. Al haberse perdido esa parte que sujetaba al diente, pierde la función que tenía y se atrofia. Y no solo queda aquí, ya que la falta de espacio entre los dientes hace que poco a poco los dientes contiguos tiendan a ocuparlo. Esto puede derivar en problemas periodontales, que a su vez nos puede hacer perder otras piezas si no se trata la enfermedad a tiempo.
La solución más eficaz para reponer un diente es un implante dental, ya que se fusiona con el hueso mandibular, otorgando un soporte muy estable para estos dientes artificiales que cumplen perfectamente con la misma función.
En cualquier caso, recomendamos las revisiones generales al dentista al menos una vez al año y en caso de sufrir la pérdida de un diente, optar a reemplazar esa pieza por un implante dental, ya que como vemos, es la opción más fiable y duradera para que el impacto en nuestra salud bucodental sea mínimo.
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