Hace mucho tiempo, Carlota, una niña de trece años, vivió una trepidante aventura.

Todo empezó una mañana de marzo. Carlota empezaba una nueva vida en Viena, la ciudad de la música. Antes Carlota vivía en Londres, aunque se había mudado al morir su padre en un accidente de tráfico.

Carlota tocaba la flauta travesera, le pusieron los brackets cuando llegó a Viena y gracias a ello empezó a tocar mejor.

El caso es que en su primer día de clase estaba muy nerviosa, pero todos sus nervios desaparecieron al abrir las puertas del instituto, porque todo estaba basado en lo que a ella le más gustaba: la música.

Las taquillas eran pianos, las pareces pentagramas, en el techo de cada clase había una clave musical diferente, sin duda, era el instituto de sus sueños, pero tenía miedo que los compañeros se metieran con ella por tener los barckets.

De repente, algo le despertó de ese sueño:

  • ¡hey chica! ¿Estás bien? Te has quedado embobada mirando a todas partes.
  • ¿Eh?… Ah… sí… ¡Vuestro instituto es chulísimo!
  • -Querrás decir “nuestro”. Bienvenida. Te lo enseñaré todo.

En ese momento sonó el timbre y la misteriosa chica dijo:

  • Bueno, luego te lo enseño, ahora ¡a clase!
  • ¡Espera! ¿Cómo te llamas?
  • Julia… ¡Adiós!

Entonces fueron a clase. La clase de Carlota tenía dibujada en el techo una clave de Sol, su favorita. En ese momento, su profesor les dio la bienvenida.

  • Buenas, chicos y chicas. Antes de empezar la clase os voy a presentar a una nueva compañera.

Me levanté y fui hasta es profesor.

  • Esta es Carlota.

Esto era solo el principio. Las clases, como se fue dando cuenta Carlota, las daban los profesores cantando.

Música era sin duda la mejor asignatura, pues en realidad en la materia daban lo que se llama lenguaje musical. Tocaban canciones con las notas, las figuras musicales, etc., que habían aprendido.

Lo que más alucinó a Carlota fue que todo el mundo tocaba, la menos, un instrumento musical, hasta el director.

Todos los días Carlota iba al instituto muy ilusionado y se divertía con todo lo que aprendía, hasta que un día, Julia le puso una nota en la taquilla: “Carlota reúnete conmigo al final de la clase, en el baño de las chicas. Julia”

A Carlota le extrañó, pero la curiosidad pudo con ella y fue. Allí se encontró con Julia.

  • Carlota, he encontrado algo.
  • ¿Cómo que algo?
  • Mira, ven. ¡Sígueme!

La acompañó y llegaron hasta un aula que nunca había visto Carlota. Era más grande que las demás, no tenía la clave en el techo y lo único que había en aquella sala era una mesa con algo encima, tapado. Julia lo destapó y dijo:

  • Mira… es un exótico animal que me he encontrado aquí. Creo que es musical.

El animal era como un pájado pero con el pico afilado acabado en una clave de Sol y con la cola como una figura musical llamada Negra. Carlota, sorprendida, dijo:

  • ¡Madre mía! ¿Pero qué es esto? ¿Un pájaro… clave…Negra?
  • ¡Un pájaro Clavené! ¿Te gusta el nombre? Me lo he inventado.
  • Esto… ¡Hay que hacer algo!… Esto debe ser un sueño.

Julia intentando calmar a Carlota, le dijo:

  • Mira, he pensado que lo mejor sería dejarlo aquí y, al final de las clases, vendremos a verlo todos los días.
  • Vale, contestó.

Al día siguiente volvieron, pero se dieron cuenta de algo. ¡Ya no estaba el pájaro Clavené!

  • ¿Dónde estará? –Dijeron al unísono
  • Mira es el director – le dijo Julia a Carlota, señalándole la ventana.
  • Creo que va al bosque, junto al instituto- dijo Carlota

Fueron corriendo y vieron que el director tiró al pájaro Clavené a un pequeño río.

  • ¡Nooo!- dijo Carlota
  • ¿Qué hacéis aquí?- preguntó el director.
  • ¡Rescatar al pájaro Clavené! – respondió Julia tirándose al río.
  • ¡Juliaaaaa!- gritaron el director y Carlota

En ese momento vieron al pájaro Clavené volando y cantando una canción que decía:

“No luchéis por mí. Si me queréis cuidar, amor y melodía me tendréis que dar…” Y sin darse cuenta todos entraron en un sueño profundo.

A continuación, se despertaron en el aula en la que vieron por primera vez al pájaro Clavené, donde había una nota en la mesa que decía: “Carlota y Julia, vosotras habéis sido la principal melodía de mi alma y quiero deciros que la música es mágica, la alegría de la vida, la ilusión de vivir…”

Desde ese momento, Carlota y Julia fueron las mejores amigas, disfrutando, soñando y estudiando en el instituto, pero siempre recordando al pájaro Clavené.

TITULAR  El pájaro clavené

AUTOR  María Isabel Orrego Toscano

CURSO 1º ESO

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